jueves, 12 de diciembre de 2013

Informes PISA y lectura

Las pruebas institucionales externas, como los informes PISA, puede ser cuestionadas por el modelo socioeconómico y educativo que las informa o por centrarse en los resultados y en los ránquines. Pero son positivas y útiles: nos ayudan a entender proceso implicados en la lectura y la escritura, y a incidir mejor en el desarrollo de las habilidades y competencias  implicadas.

Cada cierto tiempo, los medios de comunicación se hacen eco, con grandes titulares, de los resultados de las diferentes pruebas institucionales con las que se evalúa el alumnado (informes PISA, pruebas de competencias básicas, etc.) En general, estas informaciones se centran en los resultados, en comprobar y destacar qué lugar ocupan en el ranquin los estudiantes. Esta mirada sobre las pruebas interesa a los partidos políticos y sindicatos (porque les proporciona munición para la defensa de la labor de gobierno o para la confrontación y la acusación de ineficacia contra los que gobiernan),  a las  administraciones educativas (porque les proporciona argumentos para defender e impulsar unas determinadas políticas) y, a pesar de no quererlo, también a los gestores y directores de los colegios (porque  a partir de estos indicadores verán medida su tarea de gestión por los inspectores, los padres  y madres de familia, los ayuntamientos, etc.).  Y es esta mirada, centrada en los ránquines, la que se traslada, principalmente, a la opinión pública.
Hay también otro tipo de titulares que tienen más  interés para el profesorado, porque le proporcionan información valiosa para la mejora de su práctica docente, ya que apuntan a las causas de los resultados y a las características  de los aprendizajes o competencias que se evalúan. Esta segunda mirada es muy  interesante centrada en la prueba PISA. Atendiendo a ello centrémonos en considerar qué nos dicen y cómo podemos aprovechar los resultados de esta prueba en relación con el proceso de enseñanza aprendizaje de la lengua escrita, para ella destacamos cuatro ideas básicas:
1.        Las pruebas institucionales externas son inevitables y, además, son positivas y útiles porque nos ayudan a entender mejor los procesos implicados en la lectura y escritura.
2.       Si entendemos mejor los procesos implicados en la lectura  y la escritura, podremos incidir de forma más adecuada y provechosa en el desarrollo de las habilidades y competencias implicadas.
3.       Hay factores importantes en la explicación de los resultados en los que podemos y debemos incidir. No podemos hacerlo en el nivel cultural de las familias o en el contexto socioeconómico, pero sí podemos hacerlo en todo aquello que tiene que ver con las metodologías de enseñanza y aprendizaje, o en los aspectos motivacionales.
4.       Podemos incidir si dejamos en segundo plano los ránquines y nos fijamos en el diseño y la aplicación de las pruebas, y en las respuestas de nuestros alumnos y alumnas a los diferentes tipos de ejercicios que se les piden.
Según PISA, la competencia lectora consiste en:
·         Comprender y utilizar los textos escritos
·         Reflexionar e  interesarse por los textos escritos para alcanzar los propios objetivos
·         Desarrollar el conocimiento y potencial personales, y participar en la sociedad
La comprensión lectora incluye, por tanto, un conjunto de competencias cognitivas que van desde la descodificación simple hasta el conocimiento de vocabulario y gramática, y también desde estructuras lingüísticas y textuales más complejas hasta el conocimiento del mundo. En la edición de 2009, la competencia lectora se evaluaba de forma prioritaria (en cada edición, las pruebas PISA se centran de forma exhaustiva en una de las tres competencias que evalúan- lectora, matemática y científica-, mientras que las otras dos sólo se evalúan parcialmente), teniendo en cuenta por primera vez la lectura en formato electrónico y profundizado en los conceptos de  interés por la lectura y metacognición. 
Se trata, como puede verse, de una concepción de la lectura que va mucha más allá de las prácticas exclusivas de la clase de lengua, que supone una visión integradora de la lectura y la escritura en la que es determinante el contexto educativo y en la que están implicadas todas las áreas del currículo.
En coherencia con el concepto de comprensión lectora que acabamos de describir, los ejercicios que proponen las pruebas PISA se alejan en muchos casos de las actividades típicas a las que el alumnado de nuestros centros está acostumbrado, tanto por la amplitud de los aspectos que se tienen  en cuenta en las mismas, como por la diversidad de textos y situaciones  de lectura que se plantean.

En este sentido, es probable que muchos profesores de lengua consideren que buena parte de los ejercicios de comprensión lectora  de las prueba PISA no son ejercicios de lengua, sino ejercicios sociales o naturales

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